Directorios serenos: transformar la normativa en impulso para una gestión sobresaliente

A un año de la entrada en vigor de las modificaciones a la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, se plantea que la reforma es una oportunidad para perfeccionar la supervisión y gestión de riesgos en las empresas, sin generar parálisis ni temor.

Hace un año se aprobaron los cambios a la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, integrados en la Ley de Delitos Económicos. Estas modificaciones han permitido una mayor visibilidad sobre las obligaciones de los directorios, lo que en ciertos casos generó preocupación e incluso cierto pánico ante la posibilidad de sanciones severas y la exposición personal de sus miembros. Sin embargo, el enfoque de la normativa no es inducir al miedo, sino fortalecer el deber existente de que los directorios orienten y supervisen de forma efectiva, permitiendo a la organización abordar sus riesgos con razonabilidad y criterio.

El mundo empresarial, al igual que cualquier otra comunidad, está expuesto a errores y contingencias, lo que resulta una parte inherente de la actividad comercial. Lo que realmente se sanciona es el dolo o la mera formalidad en el ejercicio de funciones de dirección y supervisión, actuando con intencionalidad para obtener beneficios ilícitos. Por ello, la finalidad de los directorios va más allá de crear manuales burocráticos o registrar formalidades: se trata de establecer condiciones claras, procesos justos y un soporte que facilite la toma de decisiones fundamentadas en el día a día.

Mantener una actitud serena y meticulosa es fundamental. Un directorio que actúa con calma comprende que el compliance constituye un medio para alinear la estrategia con la ética y generar confianza entre los stakeholders, en lugar de ser un fin absoluto. La actualización de la ley representa, en realidad, una oportunidad para evaluar y mejorar los modelos de prevención y gestión y asegurarse de que operen de forma efectiva, no solo en teoría.

El mensaje a un año de la reforma es inequívoco: menos miedo y más discernimiento. Los directorios que opten por habilitar, orientar y supervisar, en lugar de intentar controlar minuciosamente cada acción o acumular trámites, estarán mejor preparados para enfrentar riesgos reales, consolidar una cultura de integridad y garantizar la sostenibilidad empresarial. La ley no exige perfección, sino efectividad, es decir, dirigir con claridad, supervisar de manera responsable y confiar en que el respaldo adecuado permitirá tomar las decisiones correctas.

Autor: Jorge Rojas

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